Montaña, una pasión

La montaña ha atraído de forma irremediable a los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Inicialmente porque se creía que allí, en las alturas vivían los dioses, y en los últimos tiempos, para sentirse dioses al llegar a sus cimas. En la actualidad su conquista ha perdido afán explorador y ha ganado perfil comercial, pero como solemos decir los amantes de este deporte, todo depende del modo en el que intentas la montaña.

Marcos Stenman descansa antes de acometer la cumbre
El Mont Blanc

La montaña, la respuesta a las aspiraciones humanas

El montañismo moderno dio el pistoletazo de salida con la conquista del Mont Blanc a finales del siglo XVIII, con la ascensión de dicho pico en el año 1786. A partir de esta fecha, las conquistas de montañas se fueron sucediendo con el paso de las décadas, como la del Elbrús, en 1829, el Damavand, en 1837. Otros picos míticos como el Cervino (1865), el Cotopaxi (1872) Chimborazo (1880) y el Kilimanjaro (1889) tuvieron que esperar más; el Aconcagua, no fue ascendido hasta 1897 y el McKinley incluso hasta el 1913.

escalada por pendiente helada
Mont Maudit

La era del ochomilismo

Pero sin duda, quedaban los retos de los grandes ochomiles, que no se intentaron en serio hasta la primera mitad del siglo XX. Mallory estuvo muy cerca de coronar el Everest en 1924, pero la cumbre más alta del planeta no se conquistó hasta 1953 con Norgay y Hillary. De hecho, la primera cima fue la del Annapurna en 1950, coronada por Lachenal y Herzog. Y a partir de ahí, el resto, fueron cayendo uno tras otro hasta el último ochomil en ser conquistado, que fue el Shisha Pangma en 1964.

Montañas por conquistar

Posteriormente quedaron más retos, como el Monte Vinson, en el continente helado de la Antártida, virgen hasta 1966, y los ochomiles en invierno, del que solo queda por ascender el K-2 (bajo estas líneas)

k-2, segunda montaña más alta de la Tierra
El mítico K-2, todavía pendiente de una expedición invernal exitosa

En adelante, quedarán más retos, como las travesía entre Everest-Lhotse sin oxígeno, sin ir más lejos. De momento, la única vez que se ha conseguido algo similar fue en 1984, cuando Kammerlander y Messner enlazaron los Gasherbrum.

¿Y las montañas de otros planetas?

Y por supuesto, ya para los siglos venideros, quedarán pendientes centenares de montañas que pueblan todo nuestro sistema solar. Muchos serán los que quieran coronar la montaña más alta de cada planeta. Imaginaos, el Mons Hadley, que ya visitaron en 1971 los astronautas Irwin y Scott, las paredes heladas de Miranda, los volcanes de Ío o las grandes cimas de Tharsis. Aquí os dejamos una guía para los futuros montañeros espaciales (en inglés)

Explorando la Luna
Dave Scott y Jim Irwin (Apolo XV), primeros montañeros interplanetarios

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